¿Te ha congelado el miedo a lo desconocido de modo que dudes en tomar decisiones tan necesarias? ¿O pensar en el futuro y en cómo se las arreglará sin su ser querido le ha traído una gran ansiedad? El miedo a lo desconocido es uno de los problemas relacionados con el duelo más comunes y más difíciles de abordar.
¿Por qué esto es tan? Simplemente porque la incertidumbre es una parte integral de la vida que la mayoría ignora hasta que nos obliga a enfrentarla. Entonces tenemos que tomar una posición cuando estamos en un estado de ánimo lleno de ansiedad. La elección se convierte en: aprender a vivir un día a la vez (quizás un minuto a la vez) o permitir que lo desconocido nos llene de miedo paralizante y nos congele. Entonces, ¿qué podemos hacer para lidiar con el miedo al futuro, lo desconocido?
1. Darse cuenta de que tomar riesgos sigue siendo un método productivo para lidiar con lo desconocido. La asunción de riesgos es la base del crecimiento y el avance. Implica un nuevo aprendizaje, sacrificios y estar abierto a la creencia de que el fracaso es parte de la curva de aprendizaje; nos da nueva información para continuar. Esté dispuesto a salir de su caparazón y comenzar una y otra vez, aunque esté sufriendo.
2. Reconozca que millones antes que usted, y yo me incluyo, hemos aprendido a vivir con incertidumbre. La psicoterapeuta Pauline Boss en Pérdida ambigua dice: “Aunque nuestro anhelo de certeza es normal, también es natural no encontrarla nunca”. La palabra clave es natural y que se puede vivir con incertidumbre, por muy desagradable que sea.
Vivir con ello significa que tenemos que seguir experimentando para encontrar formas de reconocer que la incertidumbre está bien. Al mismo tiempo, hacemos y ejecutamos planes para administrarlo (como se mencionó anteriormente, el nuevo aprendizaje es la clave). Luego, cuando un enfoque no funcione, pruebe con otro.
3. Centra tu atención más en el presente y menos en el futuro. Esto requiere un esfuerzo concertado para estar seguro. Pero se puede hacer y es una estrategia crucial. Concéntrese y ocúpese de las necesidades inmediatas. Y, cuando sienta la espiral descendente de pensar lo peor sobre lo que está por venir, vuelva a centrar su atención en algo saludable del presente.
Conviértase en un experto en reenfocar y adoptelo como una habilidad para toda la vida. Confíe en aquellos a quienes está cerca. Está bien apoyarse en ellos y compartir su miedo y pedir consejo. Tómalo, si te queda bien. Déjelo ir para una consideración posterior, si no es así.
El entendimiento clave es tomar acción después de evaluar la dinámica de la situación y consultar con aquellos que tienen aportes que podrían ser útiles para su plan. Este último puede ayudar enormemente a disipar los temores, así que busque a los sabios y experimentados, incluso si tiene que pagarle a un experto para que le aconseje.
La sugerencia más consistente que viene de los consejeros de todo tipo es: enfréntate a tus miedos basados en la incertidumbre. No permitas que te inmovilicen. Recuerde, siempre habrá momentos en los que no se sabe, es ineludible. Sin embargo, la ventaja es que la historia de enfrentarse a lo desconocido nos dice que prevalecerá.
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