Los niños son seres curiosos por naturaleza. Esto es evidente en sus preguntas cotidianas y se puede observar en sus interacciones con juguetes y compañeros. Un niño se involucra más cuando está aprendiendo sobre algo que le interesa. Los niños cosechan los beneficios cuando el entorno escolar deja espacio para la curiosidad y la experimentación. Los padres a menudo gravitan hacia programas educativos desafiantes que creen que prepararán mejor a los estudiantes jóvenes para la vida posterior en el aula. Sin embargo, esta práctica, especialmente aplicada en un jardín de infantes, puede limitar la curiosidad hasta el punto de que disminuye el entusiasmo por aprender.
Los méritos de un salón de clases atractivo
Para un joven, aprender es una aventura. Hay preguntas constantes y millones de nuevas experiencias por descubrir. Los libros pueden abrir puertas a ideas novedosas y juegos creativos, y las interacciones con los compañeros pueden generar oportunidades de desarrollo que superan cualquier límite pasado.
Un salón de clases atractivo tiene juguetes abiertos que fomentan las interacciones imaginativas con maestros y compañeros. Se fomenta la exploración y el descubrimiento, y se incorporan estrategias de aprendizaje práctico en el plan de estudios básico. En el entorno adecuado, el horario del aula ofrece espacio para que los niños exploren sus propias preguntas en entornos individuales y grupales. Por el contrario, un horario estricto puede limitar la curiosidad y mantener a los profesores más atentos al reloj que sus alumnos.
Moverse por la escuela con confianza
En un aula atractiva, los alumnos tienen la oportunidad de experimentar alegría en cada descubrimiento. Estos sentimientos de satisfacción estimulan al alumno a buscar más conocimientos, y el ciclo continúa creciendo y expandiéndose. Un estudio de 2006 realizado bajo la dirección de Derek Bok expuso muchos de los méritos que la educación temprana puede tener para crear asistentes universitarios interesados en la exploración y la invención. En resumen, el estudio sostiene que un alumno promedio recordará una lección didáctica por un corto tiempo después de que termine la clase, mientras que los intereses, habilidades cognitivas y valores adquiridos a través de la interacción permanecerán mucho más tiempo.
El jardín de infantes es la oportunidad perfecta para marcar el ritmo de una experiencia de aprendizaje llena de curiosidad. A medida que los niños encuentran cada vez más éxito en saciar su curiosidad, se sienten impulsados a explorar más el mundo académico con confianza.
Compartiendo el descubrimiento
El refuerzo positivo que proviene de la interacción de los alumnos en un salón de clases está bien documentado y se mantiene como el estándar de los cánones académicos de hoy. Un salón de clases más pequeño, especialmente durante los años de educación temprana, permite que cada alumno sea una parte activa del grupo. Sin embargo, los entornos más grandes pueden sofocar la curiosidad porque el compromiso entre el maestro y el niño es menos constante.
Los efectos negativos de la curiosidad desalentada
A lo largo de su carrera escolar, un estudiante que no está entusiasmado con el aprendizaje se vuelve más difícil de enseñar. Las investigaciones muestran que los alumnos que han sido sofocados en el pasado tienen menos amigos y tardan en unirse a situaciones sociales. Estos estudiantes también leen menos libros en promedio y se vuelven difíciles de impactar debido a su falta de entusiasmo por el conocimiento y la iluminación.
Los padres deben investigar a fondo cualquier plan de estudios y entorno de jardín de infantes para asegurarse de que se mantenga un fuerte enfoque en la invención y la curiosidad. Esta previsión sentará las bases para el éxito académico hasta bien entrados los años universitarios.
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